







En un campo donde la representación visual se limita casi siempre al mismo símbolo —el estómago—, el reto fue redefinir cómo se ve y se comunica la práctica gastroenterológica. La solución fue una identidad visual que renuncia a los clichés anatómicos para centrarse en la abstracción, la elegancia y la claridad. Una estética contenida y precisa, anclada en un concepto único, que otorga al especialista una presencia contemporánea y memorable.